Biblioteca Museu Victor Balaguer
Un museo increíble en Vilanova i la Geltrú nos sorprende y nos hace reflexionar.
Si les digo que me encontré una pintura de Rubens, una de Murillo y otra de El Greco, el fragmento de un sarcófago egipcio de Luxor, dos samuráis y cerámicas precolombinas, entre otras obras incunables, en una localidad catalana medieval playera de setenta mil habitantes, ¿me lo creen?
Esta buscadora de museos que soy, que venía ya de abstinencia, encontró una maravilla sin igual en Vilanova i la Geltrú, una localidad del sur de Barcelona. Fundado en 1884, por obra de un escritor y político catalán, Víctor Balaguer i Cirera, se trata de un edificio concebido para el tesoro bibliofílico primero y el arte después.
En un edificio cuya tipología respondía a las tipologías neoclasicistas de su época, este museo alberga nueve colecciones destacadas: Pinacoteca, obras del Museo del Prado, Colección Egipcia, Sección Arqueológica y Etnográfica, Artes Decorativas, Modernismo y Noucentisme, Artistas de Vilanova, Escultura del Siglo XX y Arte Contemporáneo.
Un museo que nos provoca, además, a muchas dudas e inquietudes, en relación al origen de esas piezas que se denominan “etnográficas” y que están en relación también con lo que por estas zonas se denominan “museos indianos”, que son lugares de conservación y exhibición de casas y objetos traídos por los indianos, catalanes que emigraron a América entre los siglos XVIII y XIX y volvieron tras hacer fortuna, trayendo recuerdos, principalmente de Cuba y América del Sur. Uno de esos museos, el de San Père de Ribes, está muy cerca de este de Vilanova. Hay otros que quedan más hacia el norte, en la provincia de Girona. Como sea, abren otro tipo de debates, que tienen que ver con extractivismos y colonialismos no necesariamente públicos, de las grandes monarquías o Estados europeos, sino con esa segunda línea de emigrantes empobrecidos que simplemente reprodujeron lógicas legitimidas y esperables.
Como sea, y volviendo al Balaguer, un museo importante, por las piezas que exhibe y los dispositivos que agita. Como decimos siempre, un museo es patrón de contradicciones, emancipación y secuestro de las subjetividades a la vez. No solo no son neutrales, son absolutamente parciales. Y esa parcialidad es la que ayuda a acumular contradicciones para convertirlas en otras energías. O sea, vayan al museo, a los museos, no se los pierdan.